Hoy Natalia comparte con nosotras su parto positivo, respetado y muy corto. Natalia preparó su parto con el curso online de Parto Positivo que podéis hacer en directo o en diferido ¡Enhorabuena Natalia! Os dejo con su testimonio:
Mi fecha probable de parto era en 40+2, que caía en jueves, y estábamos en plena mudanza… ¡El Covid hizo que coincidiera todo en el tiempo! No tenía ningún síntoma de ponerme de parto aún, pero el domingo anterior empecé a percibir unas pérdidas muy leves de líquido, que fácilmente podrían confundirse con algo de flujo, así que no le di mucha importancia. El lunes parecían seguir, y por la tarde fui a dar un paseo; cuando volví, sí me parecía más claro que estaba perdiendo algo de líquido amniótico, me metí en internet, y leí que debía ir al hospital, pues podía haber riesgo de infección.
Lo hablé con mi pareja, y le dije que podríamos ir al día siguiente, porque era muy poquito, pero él insistió y fuimos el mismo lunes hacia las 20:00. Le comenté que llevásemos la bolsa que teníamos preparada, por si ya nos quedábamos… como fue.
Cuando llegamos, me hicieron la prueba para ver si lo que perdía era líquido amniótico, que es parecida a un test de embarazo, y aunque muy muy leve, sí se marcaba la raya indicativa, así que me pusieron una vía para suministrarme antibiótico, por el riesgo de infección que existe hay una fisura en bolsa, y correas para monitorizar a nuestra pequeña, y me confirmaron que nos quedábamos en el hospital, y que me tendría que poner esa noche de parto, o a la mañana siguiente me inducirían, porque el protocolo dice que en casos de pérdida de líquido amniótico hay que inducir el parto en un máximo de 48 horas.
Así que fuimos a la habitación y la preparamos con todo lo que habíamos traído (luces, nuestra ropa y productos de baño, comida: agua de coco, chocolate y gominolas, etc.) para hacerla lo más acogedora posible, y me dejaron una pelota de pilates, aconsejandome moverme mucho por un lado, pero también descansar por otro. Yo estuve moviéndome bastante con la pelota, y después logré dormir hasta las 5 más o menos. Desde ese momento estuve pensando en mis opciones, y decidimos pedir que no me indujeran el parto, usando la técnica BRAIN, porque sentía que estando en el hospital, con antibiótico, y perdiendo muy poco líquido, el riesgo era bajo y la alternativa de inducción de parto era algo que quería evitar en lo posible. Así que a las 9 fuimos al paritorio, hablé con la matrona para explicarle que me gustaría esperar ese día entero (martes) para ver si el parto surgía natural como yo presentía, dado que la pérdida de líquido más importante la tuve a partir del lunes por la tarde, por lo que no pensaba que tuviéramos que considerar que habían pasado ya 48 horas, y después de consultarlo con ginecología que confirmó que accedían a esperar, diciéndome que si no me ponía de parto ese día, a la mañana siguiente sí me inducirían. Ahí le expliqué que tenía un plan de parto y se lo mostré, y me confirmó que era muy similar al protocolo que el hospital seguía, como yo sabía.
Bajamos a la habitación de nuevo, y le dije a mi pareja que fuera tranquilamente a casa a coger más cosas; le pedí el cojín que venía usando, la manta de nuestro sofá, él también se trajo almohadas para dormir algo mejor… ¡parecía que nos habíamos mudado! Estuvimos la mañana tranquilos, yo moviéndome mucho y haciendo todo lo posible por generar oxitocina y evitar que me la inyectasen artificial, y efectivamente, hacia las 2 me eché a dormir un poco, y a las 2.30 sentí claramente cómo se rompía la bolsa,fui al baño y ¡eso sí era perder líquido! Cuánto me alegré de que el parto comenzase de forma natural… Así que volvimos al paritorio, me pusieron en correas de nuevo y empezaron a llegar olas uterinas, que todavía gestionábamos bien contando respiraciones.
Me dijeron que todo estaba bien, que bajase a la habitación para dilatar y que hacia las 8 de la tarde volviera. Ahí sentí ganas de vomitar que difícilmente controlé para no vomitar ahí mismo. Una matrona me dijo que se suele decir “parto vomitado parto terminado”,aunque el mío estaba empezando. En la habitación las olas venían con bastante intensidad y seguidas, así que me metí en la ducha, y noté mucho alivio. Mi pareja dejó de saber cuándo venía una ola porque en realidad eran muy seguidas y no podía avisarle, y le dije que volviéramos al paritorio. Yo empecé a entrar en un estado inconsciente, recuerdo estar con los ojos cerrados y no atender bien a lo que me decían. Serían las 3.30 de la tarde, las olas eran fuertes y logré pedir si me dejaban usar la bañera, y accedieron a decir que era un parto de bajo riesgo y comenzaron a prepararla. Mientras se llenaba, intentaron monitorizar a mi bebé pero yo no paraba de moverme, de pedir ir al baño, así que les costaba muchísimo porque necesitaban 15 minutos seguidos. También les puse difícil que comprobasen mi dilatación, porque realmente no podía tumbarme boca arriba, pero finalmente lo lograron y me dijeron que estaba de 4,5 centímetros.
Tenía bastante dolor y también pedí óxido nitroso, pero no conseguía aspirar y expirar como me explicaban, y vomité una vez más, tal vez provocado por éste. Ahí recordé la frase de “parto vomitado, parto terminado” y me dio algo de fuerza pensar que quedaba menos. Antes de meterme en la bañera, pregunté si me ponía la epidural, la matrona dijo que siempre estaba disponible si lo decidía, y mi pareja me dio fuerzas, aconsejándome que probase la bañera, porque era algo que habíamos hablado bastante y los dos sabíamos que yo no quería epidural si podía evitarlo, y que el agua a mí me sienta muy bien. Y sí, cuando me metí, hacia las 5.30, conseguí gestionar las olas muchísimo mejor. El agua me pareció un analgésico super efectivo, lograba volver al verde, algo que fuera de ella no podía porque perdí el control de la respiración.
La matrona nos dejó solos, y pasé como una hora en el agua, aunque ella quería que saliera antes, me imagino que para monitorizar a mi bebé. Sentí muchas ganas de empujar, así que mi pareja le llamó, y salimos de la bañera. Nuevamente, querían ver mi dilatación, algo difícil conmigo; yo les decía: “no puedo tumbarme, ¿podéis de lado?” Finalmente lo consiguió, y de pronto la matrona gritó: “¡estás de 9,5!” y eso nos dio muchísimas fuerzas. Le pregunté si podía meterme en la bañera otra vez y me dijo que ya no, y que me pusiera como me pidiera el cuerpo para el expulsivo. Había una pelota de pilates y una silla detrás, y sin pensar mucho me coloqué a cuatro patas (imagino que es lo que el cuerpo me pedía), me apoyé en la pelota y agarré con fuerza a las patas de la silla. La matrona se puso de rodillas a mi lado izquierdo y me dijo que no veía si salía el bebé, y que yo le avisase. También le preguntó a mi pareja, que estaba de rodillas al otro lado, si estaba bien, y él dijo que sí.
Recuerdo gritar muy fuerte “vieneeee” y empujar, y sentir como mi pequeña asomaba y se metía. En el siguiente pujo, mi pareja me dijo que la veía, que tocase su cabeza, y sentí su pelo. Al siguiente, la cabeza empezaba a salir, y al siguiente, su cabeza salió. Pregunté si cambiaba de postura, y me dijeron que mejor que no (después Alex me confesó que tenía miedo por la pequeña, porque sólo tenía la cabecita fuera y pensaba que tenía que salir de esa posición cuanto antes), y con otro pujo, salió todo su cuerpo. La matrona le dijo que la cogiese él, y fue quien me la dio. Me ayudaron a ir a la cama, con ella entre mis brazos, agarrándome para no resbalarme porque había agua de la piscina por el suelo.
Ya tumbadas, la matrona nos dijo que había sido un parto increíble, que iba a contar a todo el mundo, que ella no había hecho nada más que ponerse de cuclillas a nuestro lado, que lo hice todo sola… ¡qué palabras más bonitas, qué subidón!
En los siguientes minutos, mientras mi niña estaba encima de mí, mi pareja cortó el cordón, cuando dejó de latir. La matrona me exploró y me dijo que no me había desgarrado nada, sólo un poco arriba, el labio, muy cerca del clítoris, y decidió darme un punto por si pegaba mal. Recuerdo que le peque trepó para ir rápido a mamar. Hubo cambio de turno y vino otra matrona, que decidió poner un par de puntos más por precaución en la misma zona. Me volvió a pedir el plan de parto para ver nuestras preferencias respecto de los primeros cuidados de nuestra hija y volvió a confirmar que era el mismo procedimiento que habitualmente seguían en el hospital. Estuvimos casi 3 horas piel con piel, durante las cuales salió la placenta de forma natural.
Fue un parto natural como quería, sin anestesia, y muy corto (en total, desde que rompí la bolsa hasta que nuestra niña nació, 5 horas), donde respetaron todas mis preferencias. Después ha venido la lactancia, un gran reto del que se habla poco y donde he echado de menos más apoyo de los sanitarios que nos atienden a mamá y bebé, porque en las primeras semanas se hace difícil.
En cualquier caso, nada que mirar a nuestra pequeña no haga que lo podamos superar. También tuve una hemorragia imprevista a mitad de cuarentena que me llevó a urgencias, y he estado sangrando bastante después, pero espero que poco a poco termine la hemorragia. Por lo demás, la recuperación fue super rápida, y pude hacer vida normal y deporte pronto.
¡Realmente fue la experiencia más impresionante de mi vida!
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Natalia preparó su parto con el curso online.
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Entre tanta información hubo un término que hizo click en mi cabeza “hipnoparto”… poco a poco la idea del parto se fue transformando y me fui sintiendo más segura, es tan cierta la frase de que “la información es poder”, con los simples e ingeniosos videos del curso de Parto Positivo, el esperado día de conocer a nuestr@ bebé, se transformó.
Por la emoción me era imposible dormir, así que me puse los audios de relajación de hipnoparto, y la voz de Carmen me estuvo acompañando hasta las 5 de la mañana. Al levantarme de la cama noté como caía un líquido calentito y de color clarito, ¡había roto la bolsa! Mi pareja empezó a llenar la piscina de partos, y me metí en ella a las 18:50 Hs. ¡Qué relax, que paz!
Había sido capaz de tener el parto de mis sueños y aprender de mi cuerpo lo increíblemente poderoso que es. Un cuerpo de diosa, que engendra y trae vida de la forma más increíble posible.
Lo siguiente que noto es algo calentito y resbaladizo en mi barriga y pecho y cuando bajó la cabeza ahí está mi pequeña. Eran las 15:50h y Aria ya estaba en este mundo. Me sentía muy fuerte en ese momento, muy empoderada. Con ella encima mio nada podía pararme.
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