Hoy Vanesa, una malagueña asentada en Polonia, comparte su parto positivo con nosotras.

Vanesa y su pareja Piotr se prepararon con el Libro de Hipnoparto y el Curso Online para vivir su parto de la mejor manera posible y formaron un gran equipo para recibir a su pequeña.

¡Enhorabuena familia! Y gracias por vuestra confianza.

Os dejo con su relato:

,Me daba pánico parir, nada más pensarlo me resultaba horroroso. Fue en la semana 14 que compré el libro de Hipnoparto y me di cuenta que tenía que hacer el Curso Online. Debo decir que me ha ayudado enormemente a trabajar ese miedo.

Desde la semana 20 tuve muchas contracciones Braxon Hicks, por lo que me mandaron no caminar demasiado y tomarme la vida “tranquila”, a mí que soy un manojito de nervios ¡Qué difícil! Debido a eso me examinaban en cada visita (una maravilla, vamos). 

Mi ginecóloga pensaba que no iba a llegar a la semana 40 si seguía a ese ritmo de contracciones. Había veces que las tenía a cada minuto si estaba demasiado activa ese día.

Mi fecha inicial de parto era el 27 de septiembre pero, tras la ecografía de la semana 12-14, decidieron cambiármela al 17 de septiembre, pues mi hija daba los datos como de ser más mayor.

Yo no quería, pues eso podía significar que me indujesen en caso de no empezar el trabajo de parto en lo que ellos estimasen que eran 42 semanas pero, respecto a este tema, no había nada que hacer.

Debo aclarar que, aunque soy malagueña, vivo en Polonia y aquí en este sentido aún queda un poquito que aprender.

Tras esta pequeña introducción, empieza mi parto.

El día 8 de septiembre mi amado y yo nos fuimos de cenita romántica pensando que sería una de las últimas. Yo me pasé el embarazo diciendo que iba a parir el 9 de septiembre pues mi cumpleaños es 11-11 y el de mi pareja 4-4, así que tenía mucho sentido para mí que Alma llegase el 9-9). Y casi se cumplió.

Esa misma noche a las 10:30 empieza a dolerme la barriga como cuando tienes la regla. Ya me había pasado días atrás pero no iba más allá así que pensé “Date una ducha y se te pasa”.

 

Me fui a la ducha y tenía contracciones débiles, pero cada 3 minutos entonces me dispuse para dormir porque intuía que al día siguiente tendría a mi bebé y debía estar descansada. 

Lo intenté. Dormía una hora, me despertaban las contracciones. Dormía 30 minutos, me despertaban otra vez, y así toda la noche.

Como a las 5am decidí darme otra ducha, pues me apetecía la sensación de estar en el agua y, aunque no eran rítmicas eran constantes y no se iban. 

Venían a mi cada 2, 3, 4 hasya 7 minutos.  Nunca una pausa de más de 7 minutos.

Aunque eran muy tolerables, decidí empezar a usar TENS, pues se debe usar desde el principio y debo decir que me ayudó muchísimo también.

Por la mañana, le dije a Piotr que no debía ir a trabajar pues yo estaba de parto, mis contracciones no paraban.

Estuvimos en el parque, en la ciudad, anduvimos todos los alrededores de mi vecindario pero las contracciones no subían de intensidad.

A las 7 pm decidimos ir al hospital, pues teníamos revisión. La semana antes, Alma había tenido una bradicardia durante uno de los monitores y la recomendación era volver al hospital a los 5-7 días. Así que, como tocaba, pues nos vino bien.

Me examinaron y me dijeron que estaba de 1 cm pero que no había sitio en el hospital y que me fuese a otro (no a mi casa).

Yo les dije que prefería este hospital, pues era mi elección.

Mi matrona, mi ginecóloga y otros ginecólogos del centro de salud al que acudo trabajan en este hospital, así que era una prioridad para mí parir en este hospital específico.

Me dijeron que NO había sitio y que fuese a cualquiera de los otros dos que hay en mi ciudad.

Nos fuimos a casa y llamamos a mi matrona, que nos dijo: “si vuelves y estas de 4cm no deberían dejarte ir y yo empiezo mi turno a las 7am”.

Así que le dije a Piotr, volveremos cuando ya no pueda más y así podremos tener a Alma en este hospital. Sólo hay que esperar a las 7am y Regina nos ayudará. 

Estuve toda la noche de parto, con contracciones tolerables pero bastante seguidas.

Usé la pelota de yoga, las respiraciones, estimulación del clítoris y las duchas (al menos me di 3 esa noche). 

Y así llegamos al día 10 de septiembre a las 7am. 

Piotr me dice que mi matrona tiene un entierro y estará en el hospital solo hasta las 11am por lo que propone que vayamos y vean cómo estoy y si puedo quedarme.

Llegamos y nos dicen que siguen llenos pero que van a examinarme en caso de ser urgente. Estoy de 4cm ¡BIEN! Pero me informan que se ven en la obligación de trasladarme a otro hospital cercano.

Llaman a los otros dos que hay en mi ciudad y están LLENOS, no puedo parir en Gdansk. Nos proponen que vayamos a otra ciudad, una a 35 minutos y otra a 50.

Así me encontraba: dilatada de 4cm y teniendo que tomar una decisión para la que NO estábamos preparados.

Pero Piotr, que es un ángel, me dijo “Vane, ésta es una de las “circunstancias especiales” y vamos a tener el parto que queremos simplemente en otro entorno”.

Así fue cómo decidimos ir al hospital a 35 minutos y tenían UNA habitación libre, ¡la última!

El siguiente bebé no lo planeamos en Navidad, ¡lo juro!

En el coche con las respiraciones lo llevaba bien (los baches eran lo peor).

Llegamos al nuevo hospital y todo el mundo era muy amable. Estábamos encantados.

Nos dieron nuestra habitación y se presentó nuestra matrona.

Era una señora mayor que me dijo “vamos a examinarte” a lo que Piotr le dijo (mi polaco no es tan bueno, lo siento): “tenemos nuestro plan de parto y nos gustaría tener tan pocos exámenes como sea posible. Acaban de examinar a Vanesa al llegar, hace menos de 20 minutos y estaba de 4.5-5 y preferimos no tener un examen en este momento”.

A lo que la matrona se mostró un poco confusa al principio pero nos dijo que nos iba a dar un rato para pensar.

A los 20 minutos volvió y dijo que no me examinaría a no ser que tuviese ganas de ir al baño o algo cambiase y le dimos las gracias.

Me pusieron los monitores para controlar los latidos de Alma, pues llevaba muchas horas de parto y podía estar sufriendo, pero ella estaba como una rosa. 

La matrona me dice que tenía que tener los monitores 40 minutos y luego podía ir a la ducha 30 minutos pero que le gustaría examinarme para ver en qué punto estamos, estábamos de 6 (y así sucesivamente).

Durante los monitores tenía que estar “enganchada al aparato” y “preferían” que estuviese en la cama de costado, a lo que volvimos a pedir que por favor nos dejasen moverme y accedieron siempre que no se perdiese la señal del corazón de Alma.

Utilizamos la pelota otra vez, a 4 patas en la pelota, dando botecitos, bailamos… Teníamos preparadas dos listas de reproducción, una para mientras estaba de parto y otra para el expulsivo, así que teníamos nuestras canciones sonando todo el tiempo.

Estábamos solos en la habitación, teníamos la luz del día pero era tenue y lo estábamos llevando muy bien. 

A las 6pm mi matrona nos dice que su turno termina a las 7 y que le gustaría examinarme para ver cómo vamos (el segundo examen desde que llegamos a las 11 am).

Me dice que estoy de casi 8 y nos ponemos muy contentos, vamos a lograrlo. Sólo quedaba un poco más pero ya empezaba a ponerme nerviosa.

Las olas uterinas empiezan a ser bastante fuertes y empiezo a pensar en el expulsivo.

Y en las 40 horas que llevo de parto, comienzo a decirle a Piotr que no voy a poder empujar.

Él me apoya, me dice que respire, me da masajes en las caderas, en la espalda… pero NADA me ayuda.

He perdido la concentración pero, en ese momento, Piotr empieza a recordar las frases del curso. Empiezo a llorar, pero vuelvo a entrar en mi estado de concentración.

Llega una nueva matrona, una chica bastante joven y muy enérgica que no está muy feliz de no poder examinarme con el cambio de turno.

Me niego diciendo que no me siento diferente, no tengo ganas de empujar y un examen no va a ayudarme en nada. Y la información que les proporcione a ellos, no es importante para mí.

Lo bueno de esta nueva chica es que HABLA INGLÉS y puede comunicarse conmigo sin necesidad de Piotr ¡PERFECTO!

Una hora más tarde vuelve y me dice que llevo muchas horas de parto y deberíamos hacer algo pues mi nivel de dolor es muy alto y el parto aparentemente no progresa.

Valoramos la rotura de bolsa y la oxitocina sintética.

Llega el ginecólogo y hemos decidido romper la bolsa y ver cómo progresa. Lo hace genial, no me duele nada y siento casi alivio de agua calentita por mis piernas pero esa calma dura poco.

Las olas uterinas son insoportables y le digo a Piotr que no voy a poder. Comienzo a gritar a la vez que respiro el aire hacia fuera con las olas y me ofrecen el gas, que inhalo como si me fuese la vida en ello.

La matrona dice que me va a examinar, a ese punto ya me daba igual todo, solo quería que acabase.

Dice que estoy de 9 cm, empieza a lavarse las manos y me pregunta si quiero empujar. Le digo que no.

Llega el ginecólogo que me había roto la bolsa y digo: QUIERO EMPUJAR (dos contracciones más tarde).

Me dice la matrona: “vamos a intentar que no haya episiotomía pero para eso tienes que escucharme, ¿vale?” Y le digo: “Tú eres la única persona para mí en la habitación, haré lo que tú me digas” a ese punto yo sólo tenía ojos para ella.

Me informa que tengo que tener contracción para poder empujar y le digo que no sé cuándo tengo contracción. Yo tenía dolor constante, por lo que ella es quien dice cuándo puedo empujar.

Apenas escuché el “ahora” y empujé como si no hubiese un mañana.

Me dijo “PARA, PARA “¿Quieres tocarle la cabeza?”

Dios mío ¡mi hija estaba coronando, qué sensación más hermosa tocar su cabecita llena de pelo!

En la siguiente contracción (y pujo) salió la cabeza. Y otro “PARA, PARA” supongo que para rotar a mi bebé. En la tercera y última salió su cuerpecito que me pusieron directamente encima toda calentita y llorando. 

Una contracción más y salió la placenta. Piotr cortó el cordón cuando dejó de latir.

Me dieron sólo 2 puntos de un pequeño desgarro, que no me ha dolido nada en absoluto. Estaba enormemente feliz de haber tenido el parto que queríamos.

 

Nosotros hicimos masaje perineal desde la semana 34 tres veces a la semana y, a partir de la 37 todos los días. Fuimos a una fisio para que explicase a Piotr cómo hacerlo correctamente. Y tomé el té de las hojas de la frambuesa 3 veces al día desde la semana 37 para preparar el periné.

Lo volvería a hacer mil veces, todo fue excelente y no cambiaría ni un segundo.

Esa era la forma en la que Alma decidió venir a este mundo y fue totalmente espectacular poder ayudarla a encontrar su camino.

Mil gracias a Carmen, pues es una gran ayuda para todas nosotras que queremos empezar el viaje de ser mamás de la mejor forma posible

Si has llegado hasta aquí es porque quieres saber más sobre cómo preparar tu embarazo y parto para tener una experincia positiva.

Vanesa preparó su parto con el Curso Online a Tu Ritmo y tú, que estás leyendo este hermoso relato, también puedes hacerlo.

Y un excelente complemento y valioso recurso es el “Libro de Hipnoparto: preparación para un parto positivo” en el que incorporarás herramientas para vivir un parto real, sin miedos, empoderada y positivo.