Este relato de parto nos enseña a estar abiertas a todas las opciones y transitar de la mejor manera los momentos en que todo parece salir al revés de como lo tenemos en mente.
Olalla nos escribe:
Hace poco mi bebé cumplió dos meses a este otro lado y me pareció muy buena idea celebrarlo recordando cómo fue nuestro nacimiento y compartiéndolo con otras mamás.
Siempre tuve mucho miedo al embarazo y al parto
Desde pequeña tenía pesadillas con el tema. Cuando me enteré que estaba embarazada, la alegría del momento se vio ya enturbiada por ese miedo.
Pensándolo fríamente, decidí que intentaría informarme lo máximo posible para pasar tanto el embarazo como el parto de la mejor manera y dejar atrás ese miedo.
Así fue cómo di contigo y con el Curso Online de Parto Positivo.
Compré tu curso, vi todos los tutoriales a lo largo del embarazo y me leí el libro a las semanitas de saber que sería mamá. También escuchaba mucho los audios por las noches.
Y llegó un momento en el que, aunque el miedo no se fue del todo, me sentía más preparada y había una vocecilla que me decía que confiara en mí.
El embarazo no fue fácil porque tuve muchas molestias: náuseas, ascos, mareos, bajadas de tensión, dolores de espalda, acidez, ansiedad… Y, hacia la semana 24, tuve que ir a urgencias porque había tenido un pequeño sangrado.
Una de las pruebas que me hicieron fueron los monitores y comprobaron que estaba teniendo muchas contracciones que yo ni notaba. Como no eran ni regulares ni dolorosas me mandaron para casa y me recetaron óvulos de progesterona y reposo relativo.
Y con ellos estuve hasta el 15 de enero del 2022, en la semana 35+2, día en el que rompí aguas.
He de confesar que en un primer momento entré en pánico, había llegado el momento al que tanto había temido por mucho tiempo.
El bebé se había adelantado, yo no estaba ni cerca del hospital en el que había elegido parir, ni tenía las bolsas del hospital hechas ni plan de parto siquiera.
Pese a esto, tenía las cosas claras respecto a cómo quería que fuera por todo lo que me había informado.
Gracias a tu libro Hipnoparto: preparación para un parto positivo y a tu curso sabía que ya contaba con todo lo necesario para traer a mi hijo a este mundo, pariera donde pariese.
Nos fuimos de urgencia al hospital más cercano y me hicieron pruebas para saber si era líquido amniótico y, tras comprobar que era así, me hicieron una eco.
Todo estaba normal y no había cambios en el cuello del útero.
Mi bebé sería prematuro
Me recomendaron un traslado en ambulancia a otro hospital que tuviera UCI de neonatos por si acaso. Y así lo decidimos mi marido y yo.
Una vez estuvimos en el otro hospital, me comentaron cuál era mi situación y cómo actúan ellos por protocolo.
La verdad es que me sentí muy bien atendida a pesar del torbellino de emociones que me estaba atravesando. Nos informaron en todo momento de las opciones que teníamos y me sentí muy respetada a pesar de no ser el hospital en el que yo había decidido parir.
Al día siguiente empezamos con la inducción con oxitocina y, tras unas cuantas horas en las que no pasó absolutamente nada y en las que la palabra “cesárea” ya se escuchó en la boca de una ginecóloga que vino a visitarme, por fin se inició el parto.
La mayor parte del tiempo estuve tranquila a pesar de que en algún momento me invadían sentimientos de impotencia por estar saliendo todo al revés de cómo yo había deseado y visualizado mi parto.
Mi marido supo apoyarme a las mil maravillas. Habíamos hablado mucho del tema y sabíamos que éramos un equipo y me ayudaba a conectar con lo positivo de todo aquello, que sería tener a nuestro pequeño en brazos fuera cual fuese el proceso.
Las matronas fueron unos amores, muy atentas y respetuosas. Me pasé casi todo el proceso de dilatación encima de la pelota.
Cuando las contracciones empezaron a hacerse más intensas, no paraba de recordar todo lo que había aprendido.
Me alentaba mucho saber qué era lo que estaba pasándome y saber que cada vez estaba más cerca de conocer a mi pequeño.
Sentía las contracciones muy seguidas y estaban siendo cada vez más intensas, apenas podía recuperarme entre una y otra.
Ya nada me aliviaba y sentía que se me estaba yendo de las manos. Estaba agotada. Empecé a tener sensaciones diferentes y ganas de hacer de vientre.
Me encontraba tan cansada que empecé a pensar que no podía más y, como lo que no quería era sufrir ni forzarme, pedí la epidural a pesar de que en mi ideal de parto no quisiera hacer uso de ella.
La matrona que estaba conmigo en ese momento me pidió permiso para explorarme y ver cómo estaba de dilatada, ella creía que estaba en dilatación completa por lo que manifestaba.
Accedí y efectivamente, estaba en completa y ya se veía la cabecita de mi hijo.
Como sabían cuál era mi deseo inicial, tanto ella como mi marido me alentaron para que no me pusiera la epidural, pero estaba muy cansada y necesitaba una ayuda.
Sabía que aún quedaba todo el expulsivo por delante y quería un alivio.
Cuando me la pusieron seguía sintiendo de un lado las contracciones, aunque para nada como las sentía antes.
Y empecé a empujar. Tras muchos empujones que se me hicieron eternos por el cansancio, mi pequeño salió de mí el 17 de enero.

Yo no me podía creer que hubiera sido capaz de crearlo dentro de mí, tan perfecto y precioso
Me lo pusieron encima para hacer piel con piel pero finalmente se lo tuvieron que llevar a la UCI porque tenía dificultades para respirar.
Martín estuvo ingresado una eterna semana, pero gracias a la vida es un bebesito sano.
Quién iba a decir que, con todo el miedo que tenía al embarazo y parto, si me preguntaran ahora si volvería a pasarlo, diría que SÍ.
Un sí rotundo y sin dudar. Para nada es dolor ni es sufrimiento, sino que es la experiencia más visceral, más salvaje y más amorosa que viví nunca.
Es una experiencia de la que salí reforzada porque estoy muy orgullosa de cómo afronté todo, aún a pesar de haber salido para nada como había planeado o deseado.
Y sé que fue posible gracias a haberme encontrado contigo en el camino, ya que haberte leído y escuchado me dio la fuerza y la confianza que necesitaba para creer en mí, en mi naturaleza, y confiar.
Éste es el gran aprendizaje que saqué de mi experiencia, que es algo que se escapa de nuestro control.
Pero, ante todo, hay que confiar en nuestro poder y en nuestra fuerza.
Infinitas gracias, os deseo muchísima fuerza, luz y amor en vuestro proceso, tanto a ti como a todas las mamás que estáis transitándolo.
Gracias a ti Olalla. Deseo que esa fuerza y poderío te acompañen siempre.
Me alegro de que le dieras una bienvenida al otro lado de la piel a tu bebé conectada contigo misma, siendo dueña de tus decisiones y consciente del milagro que estaba sucediendo.
Olalla preparó su parto con el Curso Online a Tu Ritmo y tú, que estás leyendo este hermoso relato, también puedes hacerlo.
Y un excelente complemento y valioso recurso es el “Libro de Hipnoparto: preparación para un parto positivo” en el que incorporarás herramientas para vivir un parto real, sin miedos, empoderada y positivo.