Marta vive en Alemania, allí la situación del Covid-19 parecía ser algo mejor que en España y estar bastante controlada, así mismo tener la familia tan lejos no fue fácil. No obstante Alma vino a este mundo haciendo del parto un momento intenso y emocionante, el cual Marta volvería a vivir, de la misma manera, una y mil veces más. Marta se preparó curso de Parto Positivo ¡Enhorabuena Marta! Os dejo con su testimonio:
Desde la semana 38 tenía en mente que la pequeña Alma podía venir en cualquier momento y eso hizo que la espera fuese aún más larga. La noche del martes 12 de mayo (40+5) al acostarme comenzaron a darme contracciones muy seguidas y con algo de molestia, no le di importancia ya que hacía varias semanas tenía muchas contracciones de Braxton Hicks, normalmente indoloras pero de vez en cuando sentía algo de molestia. Sin embargo ese día las contracciones no paraban, cada 2-3 minutos y con algo de dolor que me pedía levantarme y moverme. En un par de ocasiones noté como si se me hubiese escapado gotitas de pipí, no sabía exactamente si podía ser eso o rotura de bolsa.
Tenía una sensación extraña ya que por lo que me había informado las contracciones de parto comienzan aproximadamente cada media hora o veinte minutos y se van acortando, sin embargo a mi me estaban dando muy seguidas. Al cabo de 1 hora rompí la bolsa, esta vez salió más líquido y nos dimos cuenta que efectivamente estaba de parto. Al tener las contracciones tan seguidas y el hospital tan cerca (a 1 minuto andando desde casa) decidimos no esperar más e ir.
En la primera valoración estaba solo de un centímetro de dilatación, pero no me dejaron volver a casa, nos quedamos ingresados en una habitación. Mario trabaja en el hospital y le dejaron quedarse, al día siguiente nos enteramos que los papás no pueden entrar al paritorio hasta que la mujer no esta de 5 cm de dilatación, así que ¡tuvimos mucha suerte!
Ya sería como la 1.30 de la madrugada, sigo con contracciones cada 2-3 minutos que no me dejan dormir, ni siquiera descansar un rato en la cama porque me piden moverme continuamente, pero no me importaba, estaba FELIZ. ¡Por fin había llegado el día!
Sobre las 5.30 le pido a Mario que bajemos a paritorios, noto las contracciones más fuertes y prefiero estar allí. Vuelven a hacerme un tacto y sigo de 1 centímetro, me esperaba algo más con tantas contracciones. La matrona me animó bastante, me dijo literalmente que estaba muy positiva ya que la peque empujaba bastante hacía abajo en cada contracción. Las siguientes dos horas las pasé moviendome en la pelota, con audios de hipnoparto, y las visualizaciones que había aprendido gracias al libro.
Respiraba y me sentía tranquila, en cada expiración visualizaba como salían pompas de jabón de mi boca; en otras ocasiones visualizaba la apertura de una flor. De esta forma las contracciones eran bastante tolerables, sentía dolor pero era un dolor diferente a cualquier otro, no lo sentía como algo negativo. Me dejaba llevar y simplemente sentía que podía con ello, que pronto tendría a mi bebé en brazos.
A las 8 de la mañana me ofrecen subir a la habitación a desayunar algo, acepto y subo pero no fue una elección correcta. En la habitación estaba una mamá tranquila con su bebé, pero comenzó a hacerme preguntas y darme consejos, entraron varias veces enfermeras y mi desayuno no llegaba. Esa situación me puso un poco nerviosa, sentí que necesitaba tranquilidad, estar en el paritorio me transmitía calma y seguridad así que volvimos a bajar. Las contracciones eran cada vez más intensas, me metí en la bañera, echamos unas gotitas de aceite de lavanda y allí pasamos 2 horas largas. Fue uno de los mejores momentos, la intensidad del dolor se mitigaba mucho dentro del agua. Pude hablar con mi madre por teléfono durante casi 1 hora, escuchar las meditaciones y coger fuerza para seguir.
A las 12 de la mañana me hacen otro tacto y estaba de 3 centímetros. Nos animamos ya que la cosa iba avanzando, el dolor fuera del agua era bastante intenso y durante los ratos de monitores no me permitían estar en movimiento y se me hacía duro. Decido entonces meterme de nuevo en la bañera, sigo con respiraciones y visualizaciones pero esta vez nada me bajaba la intensidad del dolor. En torno a las 3 o 4 de la tarde me agobié un poco y pedí la epidural. Sentía que podía con el dolor pero después de tantas horas sin dormir estaba muy agotada y necesitaba descansar para lo que me quedaba.
Con la anestesia noté algo de mejoría durante un rato pero volvieron los dolores y con bastante intensidad. Mi plan de descansar para el momento del expulsivo no había dado resultado y pasé las siguientes horas notando cada contracción. La dilatación iba lenta y probamos a cuatro patas en la cama, moviendome en la pelota…pero lo único que daba resultado era permanecer en la cama del lado izquierdo, aunque para mi esa posición fuese mucho más dolorosa. Aguanté y fui pasando cada contracción teniendo presente que era una menos, intentando no luchar contra ella. A las 7 de la tarde la ginecóloga nos recomienda cesárea, ya que la bolsa llevaba muchas horas rota y parecía que mi dilatación estaba algo estancada (de casi 7 centímetros). No negaré que me diese bajón escuchar esa recomendación pero por dentro sentí aceptación. Lo había intentado durante muchas horas y con mucha fuerza y positividad. De una forma u otra ese día Alma llegaría al mundo y en ese momento no importaba nada más que eso.
Mario pidió que si no había sufrimiento fetal nos dejaran más tiempo. Al hacerle la prueba del pH y ver que la peque no estaba sufriendo nos dieron un par de horas de margen. A los 8 centímetros la matrona comenzó a masajear el cuello del útero en cada contracción y en menos de una hora conseguí estar completa. Mario y yo no dábamos crédito pero había llegado el momento del expulsivo después de tantas horas de parto. Gracias a él y su apoyo continuo fue mucho más fácil todo el proceso.
En aproximadamente 40 minutos tenía a Alma en mi pecho. Fue tan intenso y emocionante que lo volvería a vivir de la misma manera una y mil veces.
Gracias Carmen por ayudar a tantas mujeres a eliminar ciertos miedos internos que solo paralizan y nos hacen pequeñitas, cuando en realidad es la experiencia más empoderadora que una mujer puede vivir.
“ Era un dolor diferente a cualquier otro,
no lo sentía como algo negativo” .

Marta preparó su parto con nuestro Curso Online para Embarazadas y tú, que estás leyendo este hermoso relato, también puedes hacerlo.
Y un excelente complemento y valioso recurso es el “Libro de Hipnoparto: preparación para un parto positivo” en el que incorporarás herramientas para vivir un parto real, sin miedos, empoderada y positivo.
Gracias infinitas Marta por compartir tu experiencia, esperamos que este relato inspire a otras madres como tú, para que tengan la posibilidad de elegir dónde y cómo parir. Seguro que así será.

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Entre tanta información hubo un término que hizo click en mi cabeza “hipnoparto”… poco a poco la idea del parto se fue transformando y me fui sintiendo más segura, es tan cierta la frase de que “la información es poder”, con los simples e ingeniosos videos del curso de Parto Positivo, el esperado día de conocer a nuestr@ bebé, se transformó.
Nos preparamos durante el embarazo con hipnoparto, ejercicio, buena alimentación. En concreto, hipnoparto para mi ha significado hacer visible los miedos y pensamientos negativos que tenía acerca del parto y poco a poco transformarlos.
Recuerdo el parto con mucho cariño, ya que en todo momento me sentí respetada, escuchada. Toda la seguridad y tranquilidad que experimenté, tengo que agradecérsela al curso de hipnoparto, ya que fue gracias a Carmen, que hice que el parto fuera mío y no ser una mera espectadora… una experiencia inolvidable.
Gracias Carmen por tu preparación me ayudó a superar miedos, mantener la calma y llevar un embarazo lleno de positivismo. Estoy agradecida de ese parto tan positivo, respetado y humanizado, mejor de lo que soñé.
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