Cuando Miriam quedó embarazada, empezó a buscar información sobre cursos online. Había oído hablar del hipnoparto y decidió hacer el curso aprovechando la tan desesperante cuarentena. Desde siempre había sentido auténtico pánico por el momento del parto, pero a medida que avanzaba en el curso, todos los miedos se convertian en ganas de que llegase ese momento. ¡Enhorabuena Miriam! Aquí os comparto su testimonio:
El martes 30 de junio estaba sola en casa y rompí aguas. Llamé a mi marido para que viniera a buscarme. Con calma me di una ducha, termine de preparar todo y nos fuimos muy emocionados hacia la clínica.
Ingresamos a las 15 horas, me hicieron un tacto y estaba de 2 centímetros, me pusieron monitores y me dijeron que tenía contracciones pero yo no notaba nada. Estaba muy activa, bailando, comiendo y jugando por la habitación.
Sobre las 18 horas pasó mi ginecólogo y al ver que no seguía dilatando decidieron ponerme oxitocina. En ese momento empecé a sentirme mal por no poder avanzar hacia el parto por mi misma, pero gracias a lo aprendido en el curso, entendí que no pasaba nada y que cualquier manera que mi hija decidiera para llegar a este mundo, sería perfecta.
Pasado un rato, las contracciones eran más notables, pero soportables. Me dijeron si quería ponerme la epidural y le comenté a mi marido que si seguía ese ritmo, es posible que no la pidiera porque lo estaba soportando bien. Más tarde, algo en mi cambió de repente. Las olas uterinas se volvieron mucho más intensas y seguidas. Por un momento, mi miedo volvió y pedí la epidural a gritos. Aunque estaba asustada por el cambio tan brusco, notaba que estaba a unos minutos de conocer a mi hija y eso me daba más fuerza.
La sorpresa que nos llevamos todos en la habitación cuando me dijeron que ya estaba de 8 centímetros y que deberíamos correr para llegar a la sala de partos.
Me bajaron en una silla de ruedas hasta la sala, yo seguía pidiendo la epidural, pensando que con suerte me la pondrían y dejaría de notar tanta intensidad. Pero ya no daba tiempo. Llegó el ginecólogo y empecé a sentir ganas de empujar. Ya estaba completa.
Durante el expulsivo grité, como nunca antes había gritado, saqué toda la fuerza que llevaba dentro, todas las ganas de ver por fin a mi hija sobre mi. Lloré de emoción al ver como mi marido me apoyaba en mis respiraciones, me recordaba todo lo que habíamos aprendido y me animaba con besos y hablando del tiempo que llevábamos esperando este gran momento. Tenerlo cerca, informado, positivo y con ganas de ayudar, fue algo que le agradeceré siempre.
En apenas 30 minutos de pujos intensos, nació nuestra niña. La pusieron sobre mi y tras un rato, mi marido pudo cortar el cordón. Cuando salió la placenta, les pedí verla y con toda la intensidad del momento vivido, se me ocurrió mirarla y darle las gracias.
Tuvimos un parto muy respetado, cumplieron todo lo que había propuesto en mi plan de parto y nos trataron muy bien.
Estar informados, saber a qué nos enfrentamos e ir preparados para vivir el momento más especial de nuestras vidas, nos ayudó mucho.
Gracias Carmen por el curso, por responder a todas las preguntas y por hacernos ver que somos capaces de todo si nos lo proponemos. A pesar de no poder tener a mi familia cerca por culpa del cierre de fronteras por el virus y de algunos imprevistos de última hora, sin duda, ha sido la experiencia más empoderadora, salvaje e intensa que he vivido nunca.
Miriam preparó su parto con nuestro Curso Online para Embarazadas y tú, que estás leyendo este hermoso relato, también puedes hacerlo.
Y un excelente complemento y valioso recurso es el “Libro de Hipnoparto: preparación para un parto positivo” en el que incorporarás herramientas para vivir un parto real, sin miedos, empoderada y positivo.
Gracias infinitas Miriam por compartir tu experiencia, esperamos que este relato inspire a otras madres como tú, para que tengan la posibilidad de elegir dónde y cómo parir. Seguro que así será.

O continua leyendo los partos positivos de cientos de mamás que han preparado su parto con Parto Positivo. Partos reales y positivos.
Lo volvería a hacer mil veces, todo fue excelente y no cambiaría ni un segundo, esa era la forma en la que Alma decidió venir a este mundo y fue totalmente espectacular poder ayudarla a encontrar su camino.
Y por fin ahí estábamos las dos disfrutando ese intercambio de miradas. Se enganchó al pecho a los pocos minutos. Yo no tuve ningún tipo de desgarro y me encontraba fenomenal, más empoderada que nunca y con ganas de gritarle al mundo y en especial a las mujeres que somos pura magia.
Había sido capaz de tener el parto de mis sueños y aprender de mi cuerpo lo increíblemente poderoso que es. Un cuerpo de diosa, que engendra y trae vida de la forma más increíble posible.
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