Aunque la inducción le pilló por sorpresa A. C. se había preparado para liderar su parto y tomar las mejores decisiones para ella y su bebé en sus circunstancias.
Llegada la fecha de inducción vivió el proceso empoderada, tomando sus decisiones y haciendo del encuentro con su bebé el momento que con tanto amor había preparado.
Este es su relato de parto:
Este bebé ha sido muy deseado y me encontré muy bien durante todo el embarazo.
Tenía claro que quería un parto respetado y elegí un hospital que me ofrecía esa posibilidad.
Me preparé para ese parto soñado con clases de pilates para embarazadas, acudiendo en las últimas semanas a masaje perineal y leyendo el libro de Hipnoparto, el cual me compré cuando estaba de 24 semanas y hasta el día anterior del parto lo estuve leyendo, releyendo e interiorizando.
Todo el embarazo fue muy bien hasta que en una revisión rutinaria en la semana 37+1 detectaron que el bebé había dejado de coger peso (tenía un percentil entre 3 y 10), con lo cual me programaron una inducción para 2 días después.
Aunque compartí la decisión, una inducción no entraba en mis planes ya que tenía mucho miedo de que acabase en cesárea, pero confiaba en mi cuerpo, en mi mente y en el equipo médico.
El día de la inducción llegó. Tras 12 horas con Propess, a las 12 de la mañana me empezaron a inducir con oxitocina.
El gotero y el monitor tenían ruedas y me permitían moverme por la sala de dilatación, donde estuve haciendo ejercicios con fitball y respiración. Las afirmaciones positivas del libro rondaban mi cabeza entre olas uterinas, las cuales, cada vez eran más fuertes conforme me iban subiendo la dosis de oxitocina.
Mis herramientas durante esta dilatación fueron: música reflejada, mi marido ayudándome en todo momento, respiración en fase ascendente y afirmaciones positivas: ¡yo era capaz de todo!
Todo avanzó muy rápido y sobre las 4 de la tarde -con 6 cms de dilatación- pedí la epidural (tenía muy claro que la quería, pero que fuera lo suficientemente baja como para notar las contracciones y poder pujar).
Finalmente, a las 19.20h empezaron los pujos, como tenía poca dosis de epidural pude hacer los pujos de manera instintiva, no guiada, manteniendo la respiración de fase descendente y afirmaciones positivas.
Además me pusieron un espejo para poder ver como nacía mi hijo. Esto me ayudó muchísimo y en menos de una hora había nacido el amor de mi vida.
Fue el parto que siempre soñé, me sentí muy empoderada, mimada por el equipo médico y por mi marido, sin apenas dolor y muy feliz.
Animo a todas las mujeres embarazadas (y a sus parejas) a que lean este libro, ya que junto con otras herramientas , ayudarán a tener un parto positivo, da igual de qué tipo sea.