¿Puede ser un parto instrumentalizado una experiencia positiva? Hoy Patricia, lectora del libro de Parto Positivo, comparte su maravilloso relato.
Lejos de ser su parto soñado fue un parto positivo y empoderador en el que Patricia fue dueña de su parto y de sus decisiones.
Finalmente optó por una instrumentalización y lo vivió con calma y empoderamiento.
Su relato comienza así:
Hola Carmen, soy lectora de tu libro y me gustaría contar mi parto. Salía de cuentas el 23 de octubre y esa noche ya empecé a notarme rara y se lo dije a mi pareja. Al día siguiente, por la mañana, ya empecé a contar contracciones, pues tenía el presentimiento de que iba a conocer a mi hija Paula muy pronto.
Eran contracciones sin dolor, pero empezaron a ser regulares en el tiempo. A mitad del día decidimos ir al hospital a ver qué nos decían.
Efectivamente, estaba de 3 cm y con contracciones regulares. Me dieron la opción de quedarme ingresada y esperar o volver a casa. Opté por volver a casa, ya que estaba muy tranquila y no sentía ningún dolor.
Comimos, nos dimos un paseo, volvimos a casa y estuvimos montando la cuna… Me tumbé, me senté en la bola, caminé, me duché… Pero seguía sin sentir las contracciones fuertes.
A las 20h del día 24 de octubre decidimos volver al hospital, porque aunque seguía sin dolor, las contracciones eran mucho más seguidas. Efectivamente, llegamos y estaba de 3,5 cm y ya me dejaron ingresada.
Desde las 20h hasta las 3 de la mañana del día 25 de octubre estuve con contracciones sin dolor, aunque cada vez eran más molestas, respirando y caminando se hacían bastante llevaderas.
A eso de las 3 de la mañana empezaron a ser mucho más intensas. Mi pareja y yo dimos paseos por el pasillo del hospital, de un lado al otro, me sentaba, me tumbaba… Incluso hubo un rato que me debí quedar dormida.
Sin embargo, a las 4-5 de la mañana el dolor era insoportable y pedí la epidural. Estaba de 5 cm. Consiguieron ponérmela al tercer intento, en medio de una contracción. Creo que fue el peor momento de todo el parto pues tuve que quedarme absolutamente quieta para que pudiesen ponérmela.
En cuanto el anestesista me dijo que ya estaba puesta empecé a vomitar muchísimo. Tanto las matronas como mi pareja se asustaron mucho.
Desde las 5 de la mañana hasta las 10h, con música relajante en la sala de dilatación y la epidural puesta, me dormí casi todo el tiempo.
Debió ser una epidural muy leve pues podía mover las piernas sin problema, girarme… Lo único que dejé de sentir es la zona abdominal. A las 10h de la mañana me exploraron y estaba ya de 10 cm.
Estaba preparada para empujar y además sentía ya unas fuertes ganas de empujar y mucha presión en el recto.
A esa hora las matronas hicieron el cambio de turno y una de ellas trajo oxitocina. Yo me negué, pues me había informado mucho, pero me dijo que aún no me la iban a poner, que solo la traía por si más adelante la necesitaba.
Y efectivamente, tras 3 horas empujando sin ningún resultado me tuvieron que administrar oxitocina, ya sin epidural desde hacía un rato para notar los pujos. Yo pedía ponerme más vertical, pero no me lo permitía los vestigios de epidural.
A las 13h entramos al paritorio. Mi pareja estuvo todo el parto a mi lado diciéndome, Patri tu puedes. Dándome agua, cogiendo mi mano, hablando con las matronas por mi, saliendo a decir a los cuatro abuelos que todo estaba saliendo bien…
Estuvo de 10, la verdad. A las 13h, en el paritorio, yo ya estaba muy cansada, no podía más y estaba empezando a desesperarme porque ya no me quedaban fuerzas.
La misma matrona que me puso la oxitocina quiso realizarme la maniobra Kristeller y esta vez me negué en rotundo. Me dijo, Patricia, si no me subo encima de ti será un parto con ventosa y te tendremos que hacer episiotomía.
En ese momento me sentí muy empoderada, pues aunque las cosas no estaban saliendo como me había imaginado, entre esas dos opciones elegí la instrumentalización.
A los pocos minutos, de una manera muy animal, sentí salir a mi hija y la pusieron en mis brazos. Lo demás me daba igual.
Había mucha gente en el paritorio y desaparecieron para mí. Solo recuerdo decir, “Paula, hija mía, lo has hecho genial, qué campeona” y sentir mucha emoción durante esos primeros minutos.
Del paritorio nos trasladaron directamente a una sala de lactancia donde estuvimos 2 horas haciendo piel con piel. Está claro que no fue el parto que me había imaginado, pero en todo momento me sentí dueña de mis decisiones y respetada por el equipo médico del Hospital. La mejor experiencia de mi vida.

¡Enhorabuena Patricia y bienvenida Paula! Gracias por compartir con nosotras tu Parto Positivo.
La preparación al parto con hipnoparto de Parto positivo te ayuda a afrontar el parto con información, empoderada y sin miedos ¿El objetivo? Tener el mejor parto posible.
Tener una experiencia positiva no solo es posible sino que te lo mereces, os lo merecéis tú, tu bebe y tu acompañante.
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Patricia preparó su parto con el libro de hipnoparto.