El relato de parto de Raquel nos muestra el camino positivo que puede haber entre la idea inicial de un parto vaginal, pasando por una inducción, para llegar a una cesárea positiva, de la que se siente muy orgullosa.
La información, la presencia y las herramientas aprendidas la llevan a vivir su parto como un momento único ¡Muchas felicidades familia!
Esta es su experiencia:
Tenía muchísimas ganas de vivir la experiencia, fuera cual fuera el camino ya que con mi primer hijo tuve un parto por cesárea programada en la semana 40 porque venía de nalgas, de forma que fue todo muy rápido y no pude vivir el proceso. Tenía una pequeña espinita clavada que esta vez deseaba poder sanar.
El 3 de septiembre de 2021 cumplía las 40 semanas, a las 6:30h de la mañana rompí aguas. Eran aguas claras y no demasiado abundantes aunque sí evidentes ¡Me puse muy contenta! Empezaba la aventura.
Avisé a mi marido y llamé a mi padre para que pasara a recoger a mi hijo mayor. Nos tomamos la mañana con calma, ducha, desayuno y nos fuimos para el hospital como a las 10:30h.
Yo sabía que no era urgente ir y que lo más probable es que me enviaran de nuevo a casa a la espera de que se iniciaran las contracciones pero preferimos ir, nos hacía sentir más seguros.
Una vez en urgencias, hicieron un monitor al bebé y vieron que todo estaba perfecto. Efectivamente nos enviaron a casa a ver si las contracciones se iniciaban de forma espontánea y en caso de que no fuera así nos citaron para volver a las 18:30h de la tarde de ese día (12h después de haber roto bolsa).
En casa estuvimos muy relajados. Escuché canciones especiales para mi, bailé, hice pelota suiza… pero no tenía ninguna contracción, la verdad es que me encontraba estupendamente.
Por la tarde volvimos al hospital y ya me ingresaron. Nos pasaron a una sala de dilatación y allí esperamos unas 3 horas más.
Seguía sin contracciones 15h después de haber roto la bolsa. El matrón que me atendía me propuso hacer un tacto y me comentó que tenía el cérvix en posición anterior y no madurado, por tanto me expuso que lo mejor teniendo en cuenta que ya llevaba bastantes horas con bolsa rota sería iniciar una inducción al parto. Que iríamos paso a paso y revisando si el cuerpo iba reaccionando.
Así lo hicimos y me pusieron el primer Propess. Estuve 9 horas con él puesto. Por suerte se pasó muy rápido porque era ya por la noche y pudimos dormir ya que yo no tenía ningún dolor.
En el siguiente turno llegó la que sería nuestra guía y soporte fundamental durante el parto; nuestra matrona Carolina. Siempre la recordaremos; ¡estupenda!
Ella me hizo un tacto para ver como iba la cosa y a pesar de que había mejorado algo, el cervix seguía en posterior. Me dieron otro Propess y a esperar otras 9h más.
4 de Septiembre de 2021: A la mañana siguiente yo seguía sin contracciones, ni una. La ginecóloga vino a verme y me propuso hacer una maniobra de Hamilton para estimular el cervix e iniciar oxitocina a baja dosis y ver si así arrancaba la cosa.
Tengo que decir que esta maniobra me dolió bastante pero formaba parte del proceso y de alguna forma lo acepté sin problemas. Tenía mucha ilusión en que las cosas arrancaran.
Me pusieron la oxitocina y también antibiótico ya que en ese punto llevaba más de 24h de bolsa rota.
Empecé a tener las primeras contracciones y eso me hizo feliz. Con cada ola uterina mi bebé estaba más cerca.
Llegó un punto en que la intensidad de las olas era ya alta y pedí la epidural (tenía claro desde el principio que si la necesitaba la pediría).
Tuve ‘mala suerte’ y en ese momento los anestesistas estaban atendiendo una cesárea gemelar de urgencia y tardaron bastante en venir.
Confieso que por momentos me bloqueé pensando que no podría seguir sin anestesia pero acepté y empecé a usar las herramientas de hipnoparto; la respiración ascendente fué vital, sin duda lo que más me ayudó a sobrellevar aquella hora y media eterna.
Respiraba con mi marido al lado y surfeaba la ola, 4 respiraciones como decías en el curso y ya había pasado. Tener control sobre eso me ayudó muchísimo.
También iba cambiando de posición ya que en ese momento tenía movilidad absoluta gracias a la monitorización inalámbrica.
Los anestesistas aparecieron y me pusieron la epidural. Mala suerte de nuevo, no pincharon donde era y no hizo el efecto que debía. Yo seguía sintiendo las olas uterinas con bastante intensidad.
Ese momento fué el momento más crítico de todo el parto. Yo agotada tras muchas horas, la gestión de la intensidad de las olas que me nublaba… y la gine que me hizo un tacto para ver como iba la cosa y que percibí con todos los sentidos.
Lloré. Lloré con ella, el matrón y mi marido. Me desbordé y perdí el control. Necesitaba calmar la intensidad de esas olas para poder estar tranquila. En seguida volvieron a llamar al equipo de anestesia y esta vez sí; calma.
A partir de ahí reconozco que todo fué bastante más fácil. Me pusieron la walking epidural. No tenía dolor pero sí podía mover las piernas y tenía sensaciones.
Me sugirieron hacer un tacto, a las 3 de la tarde estaba dilatada de 4cm y a las 22h en dilatación completa. Qué alegría para todos. ¡Estábamos cerca! Aunque la bebé todavía estaba muy arriba (en un 4º plano decían) teníamos unas horas de margen para ver si iba bajando sola.
5 de Septiembre de 2021: Consensuado con la ginecóloga y el equipo decidimos apostar por el parto vaginal. Yo estaba muy animada a ello y en ese sentido el equipo me apoyó ya que lo veían favorable. Hicimos algunos pujos y probamos distintas posturas que pudieran favorecer su bajada. 4 horas después la peque seguía sin descender, lo hacía cuando yo pujaba pero volvía hacia atrás.
A las 2:30h de la mañana vino una residente y nos comentó que la peque estaba teniendo algo de taquicardia (hasta ese momento el monitor de ella había sido perfecto) y que iban a hacer la prueba del PH.
Si salía bien seguíamos con el plan de intentar parto vaginal, si no valorarían si había que hacer cesárea de urgencia.
Creo que ella no supo explicarnos bien y nosotros en cuanto oímos la palabra urgencia entramos en pánico. Tuve miedo de haber apurado demasiado y que ahora pudiéramos estar ante una urgencia.
Tuvimos un momento de tensión con la ginecóloga que supe llevar muy bien. Me expresé e hice valer mi opinión sin añadir más tensión al momento. Sin duda creo que el curso de hipnoparto me dió el empoderamiento para hacerlo.
La prueba del PH salió perfecta y llegamos a un punto de encuentro.
A las 3 de la mañana hicimos un último intento de pujos para ver si la peque bajaba y tal vez usar algún tipo de instrumentación, así lo consensuamos con el equipo de ginecología.
Allí, en aquel paritorio de luz tenue, con mi matrona a un lado y mi marido al otro pujé con todas mis fuerzas confiando, confiando en que podría nacer en aquel instante. Me emociona cuando lo recuerdo, es un momento que se me ha quedado grabado a fuego en la memoria. No pudo ser, ella seguía muy arriba.
Habían pasado 6 horas desde que estaba en dilatación completa. La ginecóloga me recomendó en ese punto hacer una cesárea y nos pareció perfecto.
Lo habíamos intentado, tanto el equipo sanitario como yo, habíamos apostado por un parto vaginal, lo habíamos trabajado paso a paso durante 31 horas, lo había vivido.
Había respirado cada ola, llorado cada instante de impotencia, me había sentido acompañada, había estado presente en todo aquel proceso… y ahora iba a nacer mi niña por cesárea y yo solo quería tenerla ya en mis brazos.
Bajamos a quirófano e hicimos una cesárea pro-familia acorde a lo que yo había descrito en mi plan de parto.
Mi marido a mi lado, clampaje tardío de cordón y mi bebé directa a mi pecho en cuanto nació para no separarla ya más. Mi amor nacía a las 4:30h de la madrugada. Qué emoción verla después de todo el camino recorrido!
Hay quién piensa: “jo….tantas horas y pasarlo mal para que haya acabado en cesárea”.
Bueno, yo no lo veo así. El fin da igual. Viví mi parto con presencia total y mi hija nació sana. ¡Qué final tan bonito y feliz!
No fué un camino recto sino con muchas curvas, idas y venidas pero lo recorrimos. Lo atravesamos y ahora tenemos el regalo más bonito. Para mi una experiencia de parto positivo en toda regla. Siempre lo recordaré con mucho cariño.
Me ha encantado hacer tu Curso Online de Hipnoparto, lo he disfrutado muchísimo y sin duda me dió muchas herramientas para afrontar el día del parto de un modo más consciente y calmado.
Raquel preparó su parto con nuestro Curso Online para Embarazadas y tú, que estás leyendo este hermoso relato, también puedes hacerlo.
Y un excelente complemento y valioso recurso es el “Libro de Hipnoparto: preparación para un parto positivo” en el que incorporarás herramientas para vivir un parto real, sin miedos, empoderada y positivo.
Gracias infinitas Raquel por compartir tu experiencia, esperamos que este relato inspire a otras madres como tú, para que tengan la posibilidad de elegir dónde y cómo parir. Seguro que así será.
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