Después de 20 años de su primer parto, Auri afrontaba su tercer embarazo con miedo al parto y la necesidad de sanar la herida de sus anteriores partos. 

Su historia nos habla del poder sanador de tomar tus propias decisiones, de una experiencia respetada y de un acompañamiento en armonía con los deseos de la madre.

Este es el relato de su parto positivo:

Tercer parto…

El primero fue hace 20 años, sufrí violencia obstétrica por varios motivos. En aquella época no se hablaba sobre eso y tampoco se lo conté a nadie porque era yo la que tenía la sensación de haber hecho algo mal. 

Ahora me gustaría encontrarme con aquellas personas, simplemente para decirles lo que en aquel momento no pude; el silencio hace que otr@ se haga más grande y nosotras más pequeñas, de la misma manera que es imprescindible saber decir NO, si es lo que sientes.

Los estudios no te definen como persona; la empatía, la humanidad, la educación, entre otras cosas, sí. La importancia de estudiar por vocación, aquí también se ve reflejada.

Dejando esto a un lado, en mi segundo embarazo tuve miedo. Esperé 6 años para quedarme embarazada de nuevo y me fui a dar a luz a otra ciudad porque no quería revivir aquella anterior. El parto fue rápido, no dio tiempo a epidural, pero había una niña pequeña dentro de mi a parte de mi hija, yo.

 

Este tercer embarazo, casi 20 años después del primero, decidí hacerme un seguro privado para asegurarme la epidural y quizás una cesárea ya que en los privados existe ese porcentaje alto de cesárea , y yo en ese momento lo prefería. 

Descubrí el hipnoparto por casualidad, incrédula, me fui acercando y es de lo mejor que  hice. Ver otros relatos, no sentirme sola en esa sensación de miedo al parto, conseguí tener el mejor parto para mí, una experiencia maravillosa que ha sanado las anteriores.

Desde la semana 38 el ginecólogo que me ve, me propone inducción ya que en ese hospital privado no disponen de ginecólog@s, pediatras y anestesistas las 24 horas. 

Solo están durante el día, si te pones de parto por la noche, tienes que llamar para que los llamen y vayan, y decía que no era lo mismo. 

Yo le explicaba que el primer parto fue inducción y el segundo no, y los recuerdo muy muy diferentes, prefería parto natural como el segundo. No le hacía gracia mi decisión, pero es lo que yo quería.

En la semana 40+2 me hicieron monitores y revisión y me dijeron que tenía poco líquido amniótico, que debía hacer inducción al día siguiente, utilizamos “BRAIN” consultamos con otra ginecóloga de otro centro y así lo hicimos.

Ingresé a las 8 de la mañana, me tomaron la tensión y pusieron la vía. A las 9;30 me vio el matrón,  y estuvo con nosotros casi todo el tiempo. Me explicaba cada cosa, me daba opciones para que fuese yo la que decidiese. Me ponía bolsas calientes en las lumbares, fue perfecto, me pusieron la epidural cuando empecé a tener contracciones pero sin tener dolor. 

La epidural no me quitó las sensaciones de pujo espontáneo, noté como mi hija nacía. Pude tocar su cabeza. A las dos horas de aquella epidural, tenía a mi pequeña encima de mí. No me hicieron episiotomía, hicimos piel con piel. 

Aquel matrón respetó en todo momento mi parto, a mi niña y a mí. Fue amable, respetuoso, profesional 100×100. Disfruté de mi parto como yo quería, sin dolor, sin sufrimiento, y siendo yo quien traía a mi niña a este mundo.

Me gustaría hacer hincapié en la importancia del trato por parte de los profesionales, no cuesta nada ser amable, se puede decir lo mismo de maneras diferentes, y con consecuencias muy distintas. 

Gracias a Jose, ese matrón que nunca podré olvidar y consiguió sanar algo que llevaba años conmigo.

Tener una experiencia positiva no solo es posible sino que te lo mereces, os lo merecéis tú, tu bebe y tu acompañante. 

Por esto, hemos creado el Curso Express para una Inducción Positiva. Fue pensado para que puedas contar con todas las herramientas posibles para que tomes decisiones informadas desde la seguridad en ti y en tu bebé, y para que puedas vivir la mejor experiencia de parto.