Zoe llegó al mundo el 10 de abril de 2019, tras un parto natural, respetado y muy positivo. Ana, su mamá, se había preparado su segundo parto con el curso online de Parto Positivo. El relato de Ana nos recuerda la importancia de la respiración, de confiar y del movimiento en el parto. Mil gracias Ana por compartir tu experiencia con todas nosotras.
Aquí tenéis el parto positivo de Ana en sus palabras. Podéis seguir su maternidad en instagram (@anagarridogarrido).
Todo comenzó una noche en la que mi marido y yo hablábamos sobre el nacimiento de Zoe. Recuerdo que nos fuimos a dormir ilusionados por su llegada y al poco tiempo acostada empecé a sentir una oleada suave de contracciones uterinas. Decidí volver a dormirme. A la hora vuelvo a despertar con dolores más intensos pero consigo volver a dormirme de nuevo. Me despierto una tercera vez y última con dolores muy intensos, regulares y cada minuto. Aviso a mi marido un poco nerviosa con la típica frase: Cariño, estoy de parto!
Nos levantamos los dos y llamamos por teléfono a mis padres para que se quedaran cuidando de nuestro pequeño hijo Enoc. Recuerdo salir del piso con una bomba de hormonas a flor de piel, fue una mezcla de sensaciones y sentimientos porque ya no seríamos más una familia de tres sino de cuatro y todo lo que ello conlleva.

Llegamos al hospital a las 05:00h de la mañana, entramos por la puerta de urgencias maternal y enseguida nos atendieron, no había nadie en la sala de espera. Me reconoció la ginecóloga y para nuestra sorpresa iba dilatada de unos 5cm. Nos pusimos muy contentos. Yo me di cuenta que este parto sería distinto a mi primer parto. Sentía como que todo iba a ser más rápido.
Una vez en paritorio, la matrona me preguntó si deseaba la epidural y yo le dije que iba a tratar de tener un parto natural y guiado por mi propio cuerpo, con las mínimas intervenciones. Ella respetó mi decisión y solo me puso la vía periférica en el antebrazo.
Me pusieron la monitorización inhalámbrica para que yo pudiera moverme con libertad por la habitación. Esto fue de gran ayuda porque cuando venía la contracción yo echaba a andar de un lado para otro sin sentirme atada a ninguna máquina. Tenía las contracciones muy regulares en el tiempo e intensas, pero entre contracción y contracción tenía algunos minutos de descanso donde podía reponerme y pensar en que pronto estaría con mi princesa deseada en brazos.
Después de poco tiempo, comenzó una tanda de contracciones híper intensas que hicieron que perdiera casi el conocimiento y me provocaron algunos vómitos. Fue entonces cuando decidí sentarme en la cama de la habitación y estar allí un poco más relajada. Las contracciones eran muy fuertes llegados a este punto y la matrona me preguntó si me exploraba. Yo le dije que si porqueue yo notaba avances. Iba ya de 9cm, en menos de una hora había dilatado casi a completa. Me indicó que mi bolsa estaba integra y que la iban a dejar así para evitar que los dolores fueran más intensos aún. Me dijo también que fuera empujando para ayudar a la cabecita del bebé a coger el camino. Yo le dije que no tenía ganas de empujar aún. Así que no lo hice.
En cuestión de 5-10 min me entraron unas ganas tremendas de empujar y fue justo cuando rompí la bolsa en un súper empujón. Que alivio, que gusto y que placer sentí cuando esto sucedió. Fue como que todo por dentro de mi cuerpo encajó. Y así, 2 min después mi bebé Zoe estaba coronando. Con respiraciones seguidas y suaves fue saliendo ella solita hasta el punto que pude inclinarme hacia delante y cogerla yo misma con mis manos, llevándola así hacia mi pecho haciendo piel con piel. Lo mejor de ese momento fue su color, olor y calor encima de mi. Tan suave y gordita ella. 3’400kg y 50cm de puro amor.
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